Rebeldía cimarrona ante una dirigencia domanda
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El pasado 21 de mayo se celebró el día de la Afrocolombianidad, y tanto en Colombia como en el extranjero se realizaron diferentes tipos de actividades, moldeadas por el aislamiento social impuesto por el famoso covid-19. Esta celebración debería cobrar particular relevancia dado que, orientado por la Naciones Unidas, nos encontramos en el decenio de la Afrodescendencia (2015 – 2024); un llamado global para “fortalecer la cooperación nacional, regional e internacional en relación con el pleno disfrute de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de las personas de ascendencia africana, y su plena e igualitaria participación en todos los aspectos de la sociedad.
A 15 siglos de la trata esclavista europea, a 170 de la abolición de la esclavitud en el actual territorio colombiano y a 29 del reconocimiento de los derechos de los afrocolombianos como pueblo en la constitución política de Colombia, esta celebración debería obligar una revisión de las estrategias del último siglo utilizadas por el movimiento negro en Colombia y sus pares alrededor del mundo. La realidad de los pueblos africanos y afrodescendientes así lo exigen.
Contexto que ofende la memoria
Los Orishas que vieron con orgullo el surgimiento de los cimarrones y palenqueros en todo el continente americano, con San Basilio de Palenque y Haití como algunas de sus expresiones más contadas, deben sentirse un poco decepcionad@s con la rebeldía de los liderazgos actuales. Una mirada por las guerras fratricidas del África subsahariana, las pateras del mediterráneo, las victimas afronorteamericanas de la violencia policial y del covid-19, los violentados del Chocó, los desaparecidos en los manglares o las casas de pique en el pacífico sur, sugeriría la necesidad de un cambio en el enfoque de la lucha.
Poco han entendido estos nuevos lideres las enseñanzas de Cheikh Anta Diop sobre la personalidad cultural de los pueblos afrodescendientes; de Malcon X y las claves del nacionalismo negro; de José Prudencio Padilla y su entendimiento en las estrategias militares; Manuel Zapata Olivella y los efectos de la carimba mental, entre otros. En Colombia la nueva dirigencia gusta de interlocutar sin estrategia con el establecimiento al tiempo que este violenta a su pueblo y sobre explota sus territorios.
Al parecer la carimba mental denunciada en repetidas ocasiones por Zapata Olivella como expresión del debilitamiento de la personalidad colectiva de los afrodescendientes, advertida por Anta Diop, ha calado tan profundo en las nuevas generaciones impidiéndoles reaccionar ante el exterminio físico y cultural del pueblo negro afrodescendiente.
Los comunicados y denuncias ya no los leen ni las propias victimas, las cartas a los aparatos del Estado ya no son noticias y las reuniones con el “alto gobierno” parecen misa de domingo, solo motivan a las abuelas y los niños curiosos. A diferencia del norte del cauca y de Buenaventura los liderazgos no convocan ni movilizan a la población, incluso, muchos se han convertido en firmantes y reclamantes de viáticos al mejor estilo de los antiguos consultivos de alto nivel.
Todo puede ser explicable: La lucha es violenta y las condiciones materiales escasas, es cierto, pero no la tuvieron más fácil los cimarrones y cimarrones que se enfrentaron al sistema colonial esclavistas tanto en África como en América.
Si en el juego del dominó siempre pierdo debo reconocer dos cosas; las habilidades del oponente, pero también, mis limitaciones. Así las cosas, tengo me quedan dos opciones; mejorar mis habilidades en el juego o llevar al oponente a un juego en el cual pueda tener más posibilidades. Esto no pasa por la cabeza de nuestra dirigencia, o al menos, no lo parece. Por eso dar un pie al costado y permitir otra dirigencia es una salida digna, propia de verdaderos líderes y de expresión de sabiduría. ¡Me declaro soldado de las hijas de Yemayá!
Yemayá y sus hijas al rescate
Imagen de: Queen Nanny of the marrons.
En las montañas azules de Jamaica aún se cuenta la leyenda de la Queen Nanny of the marrons. Una verdadera heredera del conocimiento del antiguo reino de Kush (en África) que gestó y desarrolló gran parte de la rebelión jamaiquina contra el imperio inglés. La reina Nanny logró darle el coraje y la sabiduría a los cimarrones para mantener a raya al poderoso imperio inglés. Así como la Reina Nanny otras mujeres negras hijas de los Orishas han levantado la llama cuando ha hecho falta y aún lo sigues haciendo, solo hay que levantar un poco la mirada para verlas.
Desde Cuba, el poema de Nicolás Guillén nos recuerda a Ángela Davis y desde la tierra madre Chimamanda Ngozi Adichie expresando la fuerza vita de la personalidad africana recuerda a la sociedad el flaco favor que hace el modelo racista capitalista patriarcal al privar a la humanidad del aporte del 50 por ciento de la población, las mujeres. Lo mismo ocurre cuando se limita el desarrollo de su potencial a un importante grupo de discriminados que en otras condiciones podrían aportar de mejor manera a nuestra sociedad en la búsqueda del camino a la real civilización.
“Porque el territorio es la vida y la vida no se vende, ¡se ama y se defiende!”, replica Francia Márquez desde Colombia, de la mano de Teófila Betancourt, de Mari Grueso, de Leyla Arroyo, Sara Valencia, Rosmira Salas Mina, entre otras matronas herederas de Changó en el exilio colombiano (Zapata Olivella). Los liderazgos masculinos deben ceder paso al liderazgo que desde el Ubuntu (Ser por somos) asumirán las mujeres. Ellas con la sabiduría del amor, la serenidad, la responsabilidad en el mañana y sobre todo en el cuidado de la vida seguramente nos orientarán por un camino que privilegie la cooperación en lugar de la competencia y el respeto por la vida en lugar de la idolatría a las cosas.
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