¿Sobrevivirá la internacionalización de la Educación Superior al covid?

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La pandemia del covid ha puesto en jaque a la internacionalización de la Educación Superior, particularmente a las instituciones que se han concentrado en la movilidad internacional como eje de sus estrategias.

La pandemia del covid ha puesto en jaque a la internacionalización de la Educación Superior, particularmente a las instituciones que se han concentrado en la movilidad internacional como eje de sus estrategias, a pesar de que desde hace unos años se han mostrado anacrónicas. Aquellas instituciones que aún tienen esta visión reduccionista de la internacionalización, cuentan con retos más grandes que las que han implementado estrategias más integrales. 

En 2020 solo en Europa, justamente después del inicio de la pandemia, el 37,5 por ciento de los estudiantes tuvieron dificultades en el marco de su movilidad y el 50 por ciento cambió a modalidad virtual. La pandemia ha impedido la movilidad internacional y ha llevado nuevamente a la internacionalización a una reorientación que apunte a la sostenibilidad, equidad e inclusión. Además, ha puesto en el foco las limitaciones en el acceso a la educación (que no son pocas en países como el nuestro) y, por supuesto, la inequidad en el acceso a opciones de internacionalización y el impacto ambiental de las movilidades internacionales son aún mayores. 

Por esto, el reto de las instituciones que han logrado establecer la internacionalización como un eje estratégico de sus planes de desarrollo (determinar cuál es el objetivo y para qué sirve la internacionalización) consiste en ofrecer experiencias de aprendizaje internacional a un número mayor de miembros de la comunidad académica. 

La dificultad radica en las condiciones actuales a causa de la pandemia, que eliminan de la ecuación la posibilidad de movilizarse. De acuerdo a United Nations World Tourism Organisation (Untwo), la mayoría de las restricciones de viaje en el mundo se mantienen a pesar de que al primero de noviembre de 2020 el 70 por ciento de los países habían flexibilizado algunas de ellas. 

Estas dificultades nos llevan a maximizar las oportunidades de colaboración internacional en las que no se involucre la movilidad y que le apuntan a estrategias más sostenibles e inclusivas. Esto ha incrementado el interés de las IES en robustecer sus programas de internacionalización en casa o internacionalización del currículo, quitando del foco de atención la movilidad internacional y llevándolas a reestructurar sus políticas y prácticas, así como la destinación de fondos que permitan fortalecer las capacidades institucionales para innovar estos programas. 

Estas discusiones se encuentran en el orden del día en las redes internacionales en las que, con un incremento desmedido, en seminarios y eventos virtuales se aborda cómo encontrar alternativas que permitan ofrecer la misma calidad, la misma intensidad en la experiencia y el mismo resultado en el desarrollo de competencias interculturales que ofrece la movilidad.  Se habla de innovación, de reinvención, de equidad en el marco de redes de instituciones que tienen diferentes niveles de madurez, diversas capacidades y que difieren en las alternativas que contemplan para asumir el reto de mantener la internacionalización dentro de su plan de desarrollo institucional. 

En estos escenarios, se plantea como alternativa, por ejemplo, reducir los viajes en avión y limitarse a otros medios de transporte como los trenes y barcos. Esta posibilidad en otras regiones es, por supuesto, mucho más viable que en países latinoamericanos en los que estos medios tienen alcances reducidos. Por otro lado, en nuestras naciones los estudiantes y demás miembros de las comunidades académicas de las IES consideran la movilidad como la vía ideal para tener experiencias de aprendizaje internacional. Este es uno de los grandes retos, desmitificar la idea de que la movilidad se constituye en una vía única e ideal para participar en una experiencia internacional. Nuevamente, no es un tema reciente, pero la pandemia lo puso en el centro de la discusión.

Otra alternativa propuesta por la comunidad internacional de expertos es limitar la internacionalización a los espacios facilitados actualmente por la tecnología, intercambio virtual, experiencias de aprendizaje colaborativo virtual, entre otros. Nuevamente, en países donde el acceso a la tecnología es reducido, esto implica una dificultad adicional y limita poder incluir a la mayor cantidad de estudiantes en este tipo de oportunidades. En este punto en particular, las instituciones con mayores capacidades deben encontrar una manera de reducir la brecha, compartiéndolas con estudiantes de otras regiones del país y no manteniendo el alcance y las posibilidades de la internacionalización intramuros. 

Si bien estas son solamente algunas opciones propuestas en las discusiones, todas ofrecen nuevas alternativas que nos permiten soñar con un futuro más sostenible, inclusivo e innovador, pensando en la reducción de la huella de carbono de la movilidad y en el aumento de la población estudiantil que pueda participar en experiencias de aprendizaje internacional y así, salir al mercado laboral con un perfil globalizado más competitivo. Nos permite además, pensar en estrategias de internacionalización del currículo más robustas, con oportunidades accesibles para una mayor cantidad de población y que no solo favorezcan a quienes tienen privilegios y pueden participar en este tipo de iniciativas.

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*Este es un espacio de opinión y debate. Los contenidos reflejan únicamente la opinión personal de sus autores y no compromete el de La Silla Vacía ni a sus patrocinadores.

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