El coronavirus visto por los niños del jardín de infantes
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Por Sandra Chistolini (Profesora e investigadora educativa del Dipartimento di Scienze della Formazione, de la Università degli studi Roma Tre) Columnista invitada.
El descanso escolar forzado ha abierto nuevos escenarios en el universo de la infancia. Los niños se reúnen, de repente, con sus padres, en largas horas, de infinito afecto. Ha surgido una situación inesperada en la que incluso pueden hablar, jugar y bromear con mamá y papá, sin prisa y sin la amenaza de que el reloj suene muy temprano para ir a la escuela. Una gran cantidad de tiempo nuevo, previamente desconocido, fue el regalo, casualmente, de un Rey llamado Virus (por aquello de la corona), originario de países distantes.
Parece que antes del estallido del Coronavirus los niños no se habían percatado que pasaban poco tiempo en casa. El día, que comenzaba a las 7 de la mañana y se extendía sin parar, los privó de momentos preciosos en familia. Las horas dedicadas a “perder el tiempo” con los padres habían sido prohibidas en su calendario. Se trata de una pérdida de tiempo que otrora fuera defendida por los mejores educadores, entre los que se destaca nuestra Giuseppina Pizzigoni.[1]
Sin embargo, solo en esta ocasión los pequeños han podido tener a sus padres cerca, durante largas horas y con otro ritmo. Se dan cuenta de la diferencia entre lo que sucedía hace a penas unos días y lo que está sucediendo ahora. Se han hecho conscientes de que algo está cambiando en su vida cotidiana.
Impulsados por consideraciones como estas nos hemos preguntado, realmente, cómo viven los niños el Coronavirus. Los maestros están en casa, la escuela está cerrada. De pronto, resurge la familia con toda su calidez -donde ello es posible- para enseñarnos a estar juntos. Una reconquista de valores olvidados que precisamente “el malo del paseo” nos ha permitido obtener. Incluso los padres se dan cuenta de que tienen un nuevo espacio para dedicar a la vida familiar y que les sobran horas para pasar con los pequeños, lo que les ha dado nuevas oportunidades de crecimiento y reflexión. Compartir es en presencia, la distancia está fuera del hogar.
No nos llevó mucho tiempo reunir ideas y crear una propuesta convincente, que nos permitiera comprender las transformaciones que ha generado esta pandemia en la mente y los sentimientos de los niños. [2] La nueva organización de la vida familiar y el descubrimiento de una suerte de armadura comunitaria que lucha contra el miedo y protege del contagio, son más que notorias.
En este proyecto los maestros conversan con los padres, generalmente con las madres, y juntos se detienen a observar a los niños y las niñas, para luego narrar lo que sucede en cada una de sus fascinantes biografías. Estamos hablando de niños y niñas de 3, 4 y 5 años, de jardines de infancia, all aperto (al aire libre), del municipio Roma XIII.[3] Ellos y ellas ponen al descubierto todas las “habilidades” que han aprendido y desarrollado en los meses que llevan de actividad escolar. Este no es un dato menor.
De repente, frente a una tarea remota propuesta por la maestra, muestran habilidades inesperadas para contar historias, que suelen ser captadas en los celulares de sus madres: niñas -actrices improvisadas- que personifican el coronavirus, escenificando un drama, a la mejor manera de Anna Magnani[4]; niños artistas que pintan al “visitante inesperado” como una gran ave de rapiña o como una pelota suave, presta a atacar a niños desarmados, con una maraña ávidos tentáculos, pero, también, como un virus con corona, un Rey que vino de lejos y decidió darle la vuelta al mundo, pero de una forma completamente distinta a la del Principito o a la del personaje central de cierta novela de Julio Verne: ¡sin planeta que salvar o apuestas que satisfacer!, tratando de conquistar el mundo, haciendo a hombres mujeres más débiles de lo que ya somos, y privándonos de nuestra libertad y voluntad.
Sin embargo, pareciera estar surgiendo una extraña alianza entre el Rey del Virus, la Corona Mágica y los niños. Repentinamente, los niños se dan cuenta de lo hermoso que es estar en casa con sus padres y hablar por videoconferencia con la maestra, prestos a hacerse sentir, incluso en la distancia. Para la pedagogía puede ser, también, una oportunidad de una riqueza insospechada, con la que confirmar verdades científicas incuestionables: el científico, el virólogo reconocido y Maria Luce, de 5 años, están de acuerdo en que el Coronavirus es indudablemente “malo” y que nos obliga a protegerlos.
Entre la realidad y la fantasía, los niños asimilan instrucciones, ampliamente extendidas (por el sistema de salud), que desde el primer momento les habían sido enseñadas en la escuela: 1) lávate bien las manos; 2) mantén prudente distancia con los otros; 3) no te pases la mano por los ojos, nariz y boca; 4) cúbrete en caso de toser o estornudar; 5) sigue las prescripciones médicas; 6) limpia y ordena bien tus cosas; 7) usa tapabocas cuando estés resfriado; 8) enfrenta y supera los prejuicios; 9) ama a los animales; 10) marca al 112, cuando requieras ayuda.
Los niños y niñas que participan en esta experiencia actualmente están realizando dibujos para cada regla y para cada juego. Ya hemos preparado nuestro primer folleto sobre el Coronavirus y pronto se convertirá en el vademécum de ciudadanía activa creado por niños, que explican a los adultos cómo comportarse ante la nueva emergencia.
Vienen muchos más, con historias para cada sección. Estamos buscando que un editor que imprima estos trabajos, lo más pronto posible, para compartir una historia que todos deseamos tenga un final feliz, dulcemente situado, en un arcoíris infinito.
Publicado en italiano, el 17 de marzo de 2020, en: Tellusfolio.it. Disponible en:
http://www.tellusfolio.it/index.php?prec=%2Findex.php&cmd=v&id=23116
Traducción de Alexander Ruiz, con la autorización de la autora.
[1] Una de las más importantes pedagogas italianas de la primera mitad del siglo XX. Su obra ha sido redescubierta y re-editada en la última década, de creciente influencia en la formación de educadoras(es) italianas(os).
[2] La autora de la columna se refiere a su equipo de investigación educativa.
[3] Roma XIII es una de las 15 subdivisiones administrativas en las que está dividida la capital de Italia. Cuenta con cerca de 135.000 habitantes. Lo que en Roma es una subdivisión en Bogotá es una Localidad y en Medellín una Comuna.
[4] Famosa actriz italiana de cine y teatro, nacida en Roma. Obtuvo innumerables premios y reconocimientos a su carrera artística en Europa y Estados Unidos, entre los que se cuenta un. Oscar por su actuación en el filme Rosa tatuada, en 1955.
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