Aprovechando el 21N, la Minga quiere ser nacional

Silla Pacífico

Movilización indígena del 21N en la Panamericana. Foto: Eduin Capaz, Acin.

El impacto del paro nacional y la crecida del Cric tiene pensando a los indígenas en ampliar sus redes más allá del Cauca y que la próxima Minga una a más personas y sea en Bogotá.

Mañana el consejo político del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), la organización que lideró la Minga que paralizó por casi un mes la vía Panamericana, se reunirá para planear su siguiente paso: articularse con sectores más allá del indígena, afro y campesino -que marchó en abril- para armar una nueva Minga con la suficiente fuerza social para que llegue a Bogotá el próximo año.

Lo hacen desde ya porque dentro del Cric ven un espacio debido al impulso que ha tomado el paro nacional y porque esta organización ya mostró tener un liderazgo renovado luego de reunir a 20 mil personas de cuatro departamentos (Cauca, Valle, Huila y Caldas) en la Minga de abril.

“El objetivo (ya) no es la Panamericana, es el camino a Bogotá. El siguiente paso es la Minga nacional, identificando las luchas de movimientos más grandes como los universitarios, Fecode, transportadores, la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) y otros”, nos dijo Jhoe Sauca, coordinador de derechos humanos del Cric.

Según los indígenas, una prueba de ese liderazgo es que 8 mil miembros de cabildos del norte del Cauca acudieron a Monterilla (Caldono) y El Pital (Cajibío), para participar del 21N.

Una cifra alta teniendo en cuenta que en Popayán se reunieron cerca de 15 mil personas entre universitarios, sindicalistas y ciudadanos de a pie.

“Los mayores (indígenas) han dicho que toca volver a salir con otros indígenas y campesinos para volver a unirnos. Hemos entendido que solos no vamos a cambiar la situación”, nos dijo Sauca.

La idea, en concreto, es articular a varios sectores para que desde el Cric se sienten a hablar con el Gobierno de lo que necesitan.

“Nos faltan las conversas y en esas conversas unificar un pliego grande conjunto, recogernos en lo que nos afecta a todos. Miremos qué nos afecta a todos, pero también mirar los puntos de cada organización y lo que nos movería serían los puntos en común”, nos dijo, a su turno, Harold Secue, consejero del Cric.

A esa conversa inicial de mañana, como la denominó Secue, llegarán indígenas de Valle, Caldas y Huila “y posiblemente de Antioquia”. “De ahí tomamos la decisión de seguir hacia otras organizaciones”. 

Eso de entrada ya significa al menos dos retos teniendo en cuenta la situación actual del paro.

Una es el paro en sí mismo, porque los indígenas ya están representados en el movimiento social y sindical que viene organizando el paro, a través de la Onic (Organización Nacional Indígena) del que hace parte el Cric. 

 

Y diferenciar las peticiones del paro -que son muy amplias, que hasta ayer fueron llamados a la conversación nacional de Duque y que aún no tienen claro cómo organizarlas- y que el Cric sea más atractivo para los sectores sociales que quieren agrupar, como los universitarios o los transportadores, hace parte de ese primer reto.

En el Cric creen que pueden lograrlo si tienen puntos en común. 

“Seguimos pensando que si el paro nacional no es capaz de interpretarnos es un saludo a la bandera. El Cric nacional va a avanzar en esa apuesta de transversalizar una lucha social”, nos dijo Sauca, el coordinador de derechos humanos.

No tener todavía una articulación clara es lo que, según Secue el consejero del Cric, les ha impedido salir otra vez a bloquear la Panamericana, por ejemplo. 

“Nos hemos frenado un poco para primero hacer las conversas y aunar estrategias y energías para salir a mediados de marzo y abril”, nos dijo.

El segundo reto, no menor, es más bien interno y es lograr que el Cric salga de Cauca para ser una verdadera fuerza nacional.

Ya probaron tener liderazgo más allá del indígena: como contamos en abril la Minga mostró a un Cric más abierto a congregar a más aliados como los campesinos de Pupsoc (Proceso de Unidad Popular del Suoccidente) y los afros de Aconc (Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca) para armar esa movilización y sentarse los tres a negociar con el Gobierno.

Dos razones fueron claves: la fuerza que adentro comenzó tener Acin (Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca) que es más político; y la construcción del Pdet entre varios grupos poblacionales del norte del departamento, que en ciertos momentos han tenido disputas internas por tierras, o diferencias en cómo enfrentar el tema del cultivo ilícito.

Por ejemplo, los indígenas arrancaron a erradicar los cultivos en sus propios territorios (lo que ha generado una degradación de la violencia contra esa población a manos de las disidencias), mientras que los campesinos seguirán cultivando hasta que no tengan planes de sustitución.

Pese a eso, ya se unieron en abril. Y con esa experiencia buscan tener más aliados para no quedar ‘caucanizados’.

“No queremos uniformar a nadie, sino impulsar liderazgos y comunidad (...) Hay que fortalecernos y que no nos pueden dividir con recursos entre comunidades y no salir a pelear por unos pesos a la Panamericana”, indicó Sauca.

Mañana comenzará el camino para saber si el Cric tiene la fuerza de ser más nacional. 

 

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