La elección en Fedecafé, a punto de tostión

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Hace seis meses el presidente Juan Manuel Santos dijo que la división interna de los cafeteros era una “bomba atómica”. Hoy, que comenzó oficialmente la puja por escoger al reemplazo de Luis Genaro Muñoz al frente de la Federación Nacional de Cafeteros, siguen igual de partidos y parte de la discordia tiene que ver con el temor de los anti genaristas de que el gerente saliente esté intentando poner a su sucesor.

Hace seis meses el presidente Juan Manuel Santos dijo que la división interna de los cafeteros era una “bomba atómica”. Hoy, que comenzó oficialmente la puja por escoger al reemplazo de Luis Genaro Muñoz al frente de la Federación Nacional de Cafeteros, siguen igual de partidos y parte de la discordia tiene que ver con el temor de los anti genaristas de que el gerente saliente esté intentando poner a su sucesor.

La búsqueda del nuevo zar del café

Aunque Muñoz renunció hace un mes solo hoy se empezó a discutir quién ocupará su silla, pues el acuerdo entre los cafeteros era no tocar el punto oficialmente hasta que él dejara su puesto, algo que sucedió el viernes pasado.

Para eso están reunidos los representantes de los 15 comités cafeteros departamentales, que están discutiendo el perfil de gerente que buscan y las reglas de juego para el proceso de selección.

Sobre el papel, su idea es encontrar un nombre que les guste a todos los departamentos productores.

Al menos en eso insisten todos. “Estamos de acuerdo en que necesitamos un gerente de consenso”, le dijo a La Silla Alejandro Corrales, el líder de los cafeteros de Risaralda y crítico de Muñoz. “Estos años de desunión no fueron buenos para el gremio y nos desgastamos”, admite el santandereano Jorge Julián Santos, del bloque cercano al gerente saliente.

Pero en la práctica, como reconocen muchos en voz baja, el tema no se ve tan fácil.

En parte porque aún no han podido ponerse de acuerdo en puntos básicos como el cuándo hacer la elección. Varias de las regiones que respaldaban a Muñoz -casi todas consideradas emergentes en el negocio- prefieren esperar hasta el congreso que hacen todos los años en diciembre. En cambio, las cinco que forzaron su salida -Huila, Antioquia, Caldas, Risaralda y Cundinamarca- están pidiendo definirlo más rápidamente con un congreso extraordinario. Esos son los dos bloques que vienen enfrentados desde que Muñoz llegó a Fedecafé.

En cualquier caso, un congreso cafetero con 90 delegados de todo el país, es quien debe elegir al nuevo gerente. Y lo hará de una terna que le presenten el comité directivo y el Gobierno.

Precisamente ahí está el segundo obstáculo, porque cualquier candidato necesita el aval del Gobierno pero éste no puede imponerse.

Aunque el comité directivo con los 15 líderes cafeteros es quien elabora la terna, ésta luego pasa a un comité nacional donde también tienen asiento cuatro altos funcionarios -los ministros de Hacienda, Agricultura y Comercio y el director Planeación- y en el que el Gobierno pone la mitad de los votos. el ministro de Hacienda tiene 15 votos, los mismos que tienen todos los cafeteros.

El visto bueno de Santos es clave porque para ser ternado se necesitan 20 votos. Por eso, el Gobierno puede vetar a un candidato que quieran los cafeteros, como sucedió cuando el de Álvaro Uribe se negó a considerar al ex ministro Juan Camilo Restrepo -que era crítico suyo- y logró la inclusión de Juan Guillermo Ángel y Luigi Echeverri en una terna donde el triunfo de Luis Genaro Muñoz (que venía apoyado por el entonces ministro Óscar Iván Zuluaga) estaba cantado.

El cargo no solo es uno de los puestos gremiales más importantes del país, sino que la mitad de los municipios de Colombia son cafeteros y hay 560 mil familias cafeteras (que representan unos dos millones de personas), lo que representa todo un capital electoral. Además, la Federación -a través del Fondo Nacional del Café que se sostiene con las contribuciones de los cafeteros y dineros públicos- es uno de los instrumentos más importantes que tiene el gobierno para adelantar sus proyectos de inversión social en el campo y construye hasta puentes y carreteras.

Por eso para el Gobierno tener a alguien cercano es clave. El riesgo es que, de tratar de forzar la mano, podría -en palabras de un ex alto funcionario cafetero- “seguir fomentando la división que rompió a la Federación”.

Con eso se refiere a la precaria gobernabilidad que tuvo Muñoz en sus seis años, que hizo mucho más difícil evitar que los cafeteros salieran dos veces a paro en 2013. Más allá de si es una coincidencia o no, el paro agrario que tan duró le costó a Santos fue especialmente álgido en esos departamentos como Huila, Caldas y Risaralda. De todos modos, para imponer un candidato, el Gobierno necesita por lo menos 5 votos cafeteros.

Por ahora ni el Gobierno ni los dos bloques cafeteros quiere destapar sus cartas. Pero las que se han movido ya están causando fricciones.

El factor Orduz

Aunque los representantes de los caficultores insisten en que aún no han barajado ningún nombre, las cábalas arrancaron desde el momento en que Muñoz anunció que se iba.

Uno de los nombres que más suena es el del bogotano Juan Esteban Orduz, un abogado rosarista que lleva doce años como representante de la Federación en Nueva York. Su nombre causa mucho recelo entre el sector anti genarista debido a los persistentes rumores -que La Silla no pudo confirmar- de que Luis Genaro Muñoz y su predecesor Gabriel Silva, fiel escudero del Presidente, están jugándosela por su candidatura.

El rumor más fuerte es que Muñoz organizó una comida en el Hotel Marriott que queda cruzando la calle de la Federación, la noche antes de presentarle su carta de renuncia a los cafeteros en pleno. Y que habría invitado a los delegados de nueve departamentos que lo apoyaron (solo faltó Santander) para invitarlos a apoyar a Orduz. Algunos opositores de Muñoz dicen incluso que Orduz llegó a la comida.

Cinco líderes cafeteros que estuvieron ese día le negaron a La Silla que Orduz hubiera ido o que hablaran de él. “En ningún momento hablamos de candidatos”, dice el tolimense Luis Javier Trujillo. “Fue simplemente un acto de generosidad de él con el grupo que lo apoyaba”, añade el caucano Danilo Vivas.

Otro de ellos, el boyacense Luis Alirio Barreto, incluso negó que la comida hubiera existido y dijo que se enteró de la renuncia de Muñoz a la mañana siguiente, dos puntos que todos sus colegas contradicen.

Orduz le negó a La Silla que hubiera ido a esa comida, explicando que había visitado Colombia esa semana para acompañar al embajador gringo Kevin Whitaker en su visita a Cenicafé (el brazo de investigación de la Federación con quien tienen un proyecto de cooperación). 

También generó muchas molestias un 'confidencial' de D'arcy Quinn en Caracol Radio la semana pasada, que describía a Orduz como “el candidato del Gobierno (...) y el único que garantiza que se mantenga el programa de apoyo al ingreso cafetero”, el famoso PIC que reciben para compensar una caída en el precio interno.

Ese rumor tampoco tendría mayor fundamento, dado que reactivar el PIC -algo que el ministro de Agricultura Aurelio Iragorri descartó hace una semana- pinta improbable porque puede costar un billón de pesos. Más cuando quien decidiría hacerlo es el Ministerio de Hacienda, que anda en plan de apretón fiscal.

Sin embargo, cuatro cafeteros le dijeron a La Silla que ese confidencial parece “un mensaje” para poner a sonar a Orduz entre las bases cafeteras ya que exigir el PIC es uno de los pocos puntos que comparten los dos bandos. De hecho, esta mañana los cafeteros, en pleno, le pidieron al Gobierno reactivar ese pago.

En cambio, una persona cercana al otro grupo le dijo a La Silla que esos rumores solo buscaban crear la idea de que Orduz es el candidato del continuismo para perjudicar sus aspiraciones.

En todo caso, el embajador del café en Estados Unidos parte con fuerza. A favor suyo puede jugar que conoce bien uno de los principales mercados internacionales del café colombiano. También que tiene excelentes relaciones políticas, siendo muy cercano al ex presidente Andrés Pastrana y al ex ministro Luis Alberto Moreno (de quien fue número dos en la embajada en Washington). También es amigo de Santos, quien arrancó su carrera en Londres con la Federación.

En contra le puede jugar que lleva más de una década en su oficina en Nueva York y que, como dice el ex congresista huilense y líder cafetero Orlando Beltrán, “no nos dice nada a los cafeteros de base”.

Y también que, como dice una persona que conoce bien el sector, “ya lo bautizaron como la ficha de Santos y el gremio no va a aceptar que le impongan un gerente, sino que quiere tener la oportunidad de candidatizarlo. Corre el riesgo de que no lo acojan como propio, como ya sucedió con Luis Genaro”.

Los otros nombres

El otro nombre que suena con fuerza es el del antioqueño Luis Eduardo Gómez, quien trabajó durante todo el primer gobierno Santos como presidente de Finagro y es considerado cercano al ex ministro Juan Camilo Restrepo.

A favor suyo juega que conoce bien la Federación: fue director ejecutivo del Comité de Cafeteros de Antioquia y representante de la Federación en Asia. Pero, como dice un ex alto funcionario del sector, “el problema de fondo es que muchos departamentos del sur [que son caficultores emergentes] no quieren que el gerente sea de Antioquia o el viejo Caldas”.

Los huilenses, que hoy son los mayores productores nacionales, quieren poner candidato propio porque que, como dice el senador liberal Rodrigo Villalba, “el mapa cafetero ha cambiado (...) y no queremos más poncho ni carriel”. Ya han puesto a rodar el nombre de Luis Guillermo Vélez, el Supersociedades durante el primer gobierno de Santos que es mitad antioqueño (hijo del ex senador liberal del mismo nombre) y mitad opita.

Además de ellos han sonado otros nombres, todos cercanos al gobierno Santos. Uno es Néstor Osorio, que fue durante ocho años el 'zar mundial del café', es embajador de Santos en Londres desde 2014, ya lo fue en la ONU en Nueva York y además es hermano de la primera esposa del Presidente. Otro es Roberto Vélez, que fue gerente comercial y representante en Asia de Fedecafé, y a quien Santos nombró embajador en Emiratos Árabes en 2011 y en Japón en 2014. Y el tercero es Juan Lucas Restrepo, que fue gerente comercial de la Federación y ha sido director de Corpoica durante toda la administración Santos.

A ellos se suman varios actuales funcionarios de la Federación como Luis Felipe Acero, el gerente administrativo que está de jefe encargado hasta que haya humo blanco sobre el sucesor de Muñoz; Luis Fernando Samper, el gerente de mercadeo que ya fue director de propiedad intelectual de Fedecafé y representante en Nueva York; o Constanza Mejía, que lleva dos décadas en el sector y hoy lidera la fábrica Buencafé Liofilizado de la Federación.

La Federación del futuro

La decisión es clave porque en los próximos años se viene una discusión dura sobre el futuro de la Federación.

Sobre todo después del informe de la Misión Cafetera que encargó el propio Santos, que dirigió su asesor económico en temas cafeteros y jefe programático de campaña Juan José Echavarría.

Entre sus recomendaciones centrales está que se deberían separar las funciones públicas y privadas que tiene la Federación, que es -al mismo tiempo- un gremio, una empresa, un ente regulador y una entidad que diseña políticas públicas para el sector.

Como dijo Echavarría, "proponemos separar cobijas: que el Estado decida la política cafetera y los cafeteros operen como cualquier otro gremio".

Esa visión no fue bien recibida en la Federación, dado que significaría un golpe al poder que maneja, a su control de las rentas del café y su burocracia. De hecho, Muñoz fustigó públicamente la Misión y terminó enfrentado con Echavarría, tanto que -como contó La Silla- el ministro Mauricio Cárdenas los citó a ambos para que no pelearan en público y, tras llegar una hora tarde a la reunión, se los encontró en su sala de espera al borde de los golpes.

La decisión es trascendental porque no son gerentes que duran un año (Muñoz duró seis y Jorge Cárdenas -el padre del ministro de Hacienda- estuvo dos décadas), manejan un enorme presupuesto y el que venga tendrá que decidir si se pone del lado de Echavarría en transformar radicalmente el rol de la Federación y convertirlo en un gremio privado.

Más porque el próximo año se renueva el contrato que firman cada diez años el Gobierno y la Federación para manejar plata pública mediante el Fondo Nacional del Café. Hoy es el prólogo de esa pelea, que pinta larga y fuerte.

Actualización: Durante la reunión, los 15 comités cafeteros acordaron que se hará un congreso extraordinario en septiembre para elegir al nuevo gerente.

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