Mesa directiva del Senado: otra prueba de lo rota que está La U

Silla Caribe

Eduardo Pulgar y Andrés García Zuccardi.

Senadores del Caribe Eduardo Pulgar y Andrés García Zuccardi se enfrentan dentro del partido de Santos por la vicepresidencia del Congreso. El asunto no es menor para el Gobierno.

El partido más grande de la coalición del Gobierno de Juan Manuel Santos se hace pedazos, justo cuando están por tramitarse en el Congreso los proyectos de la paz y sus votos son clave para aprobarlos. Mañana arranca el último año legislativo del actual periodo y La U llega no sólo con varios de sus miembros con la intención de mover una ley de transfuguismo que les permita dejar la colectividad, sino en total división frente a la elección de la mesa directiva del Senado.

 

Así quedará en evidencia este jueves festivo durante la instalación del Legislativo que será presidida por Santos, y a la cual se presentarán los senadores del Caribe Eduardo Pulgar y Andrés García Zuccardi para pelearse a voto limpio en plenaria el asiento que le corresponde a La U entre las directivas de esa cámara.

Resulta que, por acuerdos de los partidos, este año la primera vicepresidencia del Senado le toca a La U (la presidencia le corresponde a los conservadores y será sin mayores inconvenientes para el senador atlanticense Efraín ‘Fincho’ Cepeda. El segundo vicepresidente será Antonio Correa, del viejo PIN).

Ese puesto de vicepresidente es importante porque el congresista que allí llegue puede tener influencia en el orden del día que define el presidente, y esa agenda es determinante para el hundimiento o la supervivencia de cualquier iniciativa en el Congreso. (Por ejemplo, si una mesa directiva pone en último lugar un proyecto, éste corre el riesgo de hundirse mucho más que si queda de primero o de segundo en la lista de los debates).

El primer vicepresidente del Senado, además, reemplaza al presidente en sus ausencias y desde ahí dirige plenarias, decide a qué compañero da o no da voz y a qué horas se levantan las sesiones, sin contar toda la prensa que moja y la línea directa que se le abre con Palacio.

Se supone que para esa palomita La U debía llegar con un candidato único elegido previamente por su bancada de senadores, para que la plenaria lo escogiera sin líos. Al menos, eso es lo más usual.

El problema es que esos senadores no pudieron ponerse de acuerdo por la reventada en la que anda el partido de Santos, roto entre la llamada “disidencia costeña” que ha liderado el senador Armando Benedetti y un sector que ha sido más cercano a Mauricio Lizcano (presidente del Senado hasta mañana).

Justamente Pulgar busca la vicepresidencia con el respaldo de los costeños de la disidencia más sus colegas de otras regiones Roy Barreras, Ángel Custodio Cabrera, Jimmy Chamorro, Jorge Eduardo Géchem y Milton Rodríguez, como consta en este pronunciamiento fechado en mayo que el mismo aspirante le envió a La Silla Caribe.

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Los siete senadores restantes, los que no firmaron la carta, quieren que quien los represente en la mesa directiva del Congreso sea García Zuccardi.

Hoy y mañana -antes de la instalación- serán días de reuniones para los diferentes partidos, que a última hora terminan de afinar estrategias y toman decisiones con miras a la nueva etapa legislativa. (El ministro del Interior Guillermo Rivera ofrece hoy un almuerzo a los voceros para hablar de la agenda de proyectos).

Pero lo más seguro es que, sobre el asunto del vicepresidente, La U no se ponga de acuerdo entre Pulgar y García, como nos lo confirmaron por aparte seis senadores de ese partido.

En plenaria a voto limpio (como se suele decir en política cuando no hay acuerdos) no es muy claro cuál de los dos ganaría, aunque a juzgar por lo que nos dijeron un senador liberal, dos conservadores, dos de Cambio Radical y uno del viejo PIN, en ese escenario probablemente triunfe García.

La razón es que ese congresista lleva varias semanas hablando con sus colegas de otras colectividades para pedirles el voto y además, según esas fuentes, su aspiración cae mejor por tratarse de alguien más conocido que Pulgar y hasta con mejor imagen entre algunos legisladores.

El bolivarense García Zuccardi es hijo de la exsenadora en juicio por parapolítica Piedad Zuccardi y del exsenador condenado por corrupción y amigo de Santos Juan José ‘Juancho’ García Romero, quien sigue liderando su grupo político, pero -en un hecho que complejiza su historia- no salió ‘pintado’ ni abiertamente dedicado al clientelismo como su papá, como lo contamos en La Silla Caribe.

De hecho, ha impulsado temas poco ‘vendedores’ entre caciques como la ley pro bicicleta. Un congresista verde nos dijo sobre él hace unos meses: “Yo tengo la impresión de que es buen tipo, interesado en temas tecnológicos y de innovación”.

Aunque, según nos aseguraron por aparte tres de las fuentes consultadas para esta historia, Juancho García sí ha llamado a varios senadores amigos suyos buscando darle una ‘ayudita’ a su hijo en la elección del jueves.

Una cuarta fuente conocedora agregó por su lado que no le constaba que García papá estuviera llamando a pedir el voto, pero que sí sabía que el excongresista está interesado en el tema y hasta ha asistido a reuniones para hablar del mismo en la oficina de Mauricio Lizcano. Un asunto que nos negaron en el despacho del Senador García.

Pulgar, por su parte, es reconocido en su natal Atlántico por varios hechos polémicos.

Como lo contamos en La Silla Caribe, en  junio de 2003, siendo concejal, el hoy Senador fue noticia porque previo a unas elecciones regionales le aparecieron en su oficina 112 cédulas y casi dos millones de pesos en billetes de 20 mil.

En respuesta, el político dijo que se trataba de un “show publicitario” para acabar con su carrera. Sin embargo, ese año, el Consejo Nacional Electoral denunció una trampa monumental en las inscripciones de cédulas por la que terminaron abriéndole a Pulgar y otros concejales investigación. Meses después, salió bien librado de estos hechos.

En 2007 la Procuraduría lo inhabilitó 18 años por haber participado en el 2000, junto a otros concejales, en una defraudación millonaria de las arcas de Barranquilla, calculada en más de 5 mil millones de pesos.

Sin embargo, en enero de 2014, el entonces procurador Alejandro Ordóñez ordenó revocar la inhabilidad en medio de ruidos de supuesto intercambio de favores, debido a que la entonces esposa de Pulgar, la senadora de La U Karime Motta, había votado a favor de la reelección de Ordóñez. Por este asunto, el legislador no tiene ninguna investigación.

Gracias a esa revocatoria de inhabilidad, Pulgar resucitó políticamente y se convirtió en 2014 en el octavo senador más votado de La U con 85 mil votos.

Ahora, ese congresista espera que en su partido se imponga la mayoría que lo respalda allí para poder llegar a una de las mayores dignidades del Congreso de la República (Pulgar ya ha sido presidente de la Comisión Séptima).

Por ahora Palacio no se ha metido a dar el guiño a ninguno de los dos, pero este no es un asunto menor para el Gobierno.

Con una Unidad Nacional tan fraccionada más allá de La U, pues todos los partidos están ya a punto de concentrarse en las legislativas y las presidenciales de 2018, Santos necesita más que nunca una mesa directiva aliada que le garantice el trámite de los proyectos de su gran bandera de la paz.

En ese sentido, Pulgar podría tener como desventaja que hace parte de una disidencia en La U que se manifiesta inconforme con el Gobierno por temas burocráticos y en la que hay congresistas respaldando un eventual proyecto de transfuguismo, como lo contamos.

Pero, precisamente, si el Gobierno no lo apoya a él para ser vicepresidente del Senado, Santos podría aumentar el descontento de esa ala de La U, que será clave para definir votaciones en el Legislativo este año.

Ya la disidencia costeña le mostró los dientes al Presidente el pasado 20 de junio, al no votar el informe de ponencia (que abre el debate para aprobar la iniciativa después del 20 de julio) de nada menos que el proyecto de las circunscripciones especiales de paz para que regiones que no han tenido representación en el Congreso se puedan ganar 16 curules.

Eso nunca había pasado en los últimos tres años con proyectos del Gobierno.

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