El dilema entre la macroeconomía y la economía regional en pro de la reactivación

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En un país de regiones, las estrategias de reactivación y recuperación económica deben ser diferenciadas.

Un reciente análisis de la Ocde “The territorial impact of covid-19: Managing the crisis across level of government” evidenció la importancia que tienen los gobiernos subnacionales en el manejo de la emergencia sanitaria creada por el covid-19 y las responsabilidades que estos tendrán en el proceso de reactivación y recuperación económica y social. Ellos son la primera línea de batalla como dicen. Deben atender y entregar las ayudas humanitarias, coordinarse, y además tendrán que liderar la reactivación económica.

Según la Ocde y en promedio para los países miembros, son ellos los que hoy lideran los mayores niveles de inversión, 57 por ciento de la inversión publica de la Ocde. Luego de cara a la reactivación, en la cual se identificado - como ya se ha dicho en varios foros - que la principal fuente de recursos a utilizar será la del sector público, lo que evidencia nuevamente la responsabilidad subnacional. Sin embargo, los entes locales tendrán que hacerle frente a una disminución de sus ingresos por motivo de predial y comercio en el 2021 y posiblemente en el 2022, dice el documento.

En Colombia, donde las administraciones territoriales aún están calentando motores, la situación no es muy diferente. Estos, las alcaldías particularmente, han tenido que ponerle la cara a la situación, han tenido que administrar las medidas nacionales, con la limitada flexibilidad que el ordenamiento jurídico colombiano permite, además de administrar las expectativas sociales a las ofertas necesarias del gobierno nacional, que operan a través de canales de transferencias que se han expuesto a niveles nunca antes pensados. Ejemplo de esto es ingreso solidario y devolución del IVA.

De cara a la reactivación y consecuente recuperación económica, ellos han de afrontar otros nuevos retos. El primero de estos, entender que la macroeconomía es una y la economía regional, otra.

Escuchando a varios ex ministros de hacienda, Cardenas, Zuluaga y Echeverry, todos, con algunas diferencias, coinciden que las medidas adoptadas por el gobierno en materia de reactivación económica son lógicas, oportunas y necesarias. En efecto lo son, pero desde la óptica macroeconómica. Estas incluyen: a) iniciar por los sectores más importantes de la economía, medidos sobre el Producto Interno Bruto -PIB-; y 2) priorizar en aquellos sectores que posean más relacionamiento sectorial, generación de empleo y menor vulnerabilidad a la interacción social. Sectores que suelen identificarse por medio del uso de la matriz insumo-producto. Es decir, un análisis que permite responder a la pregunta: ¿si yo reactivo este sector, cuantas actividades económicas estoy afectando? No olvidemos que en la economía todo está relacionado.

Visto así, es lógico iniciar con la construcción y las manufacturas. La primera, representó cerca del 6.5 por ciento de la producción nacional en 2019 y está relacionado con algo así como 48 subsectores; y el segundo representando un poco más (11.9 por ciento), esta conectado con casi todos los sectores. Sin embargo, la realidad regional es diferente.

Colombia es un país de regiones. Lo que es lo mismo que decir que Colombia, en materia económica es la suma de varias economías regionales y por ende es difícil pensar que una única estrategia sea capaz de reactivar todo el país. Podría decirse, y por simplificación, que el país está conformado por 33 economías regionales, una por cada departamento y Bogotá. Hoy, en las estadísticas del Dane se cuenta con una serie sobre el PIB departamental, estadísticas que nos dicen que se produce y con que valores en cada departamento, donde se encuentra la importancia sectorial para cada departamento. Información que nos dice, por ejemplo, que sector más importante para Antioquia, manufacturas, no es el mismo que en el Valle del Cauca, que es comercio.

Esta información, aunque provisional según dice el Dane, nos sirve para soportar algo que todos sabíamos: el PIB colombiano este concentrado en Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca, Santander y Cundinamarca. Estos, juntos, representan más del 50 por ciento del PIB Nacional, pero a su vez, 12 departamentos representan menos del 1 por ciento del PIB nacional cada uno.

Revisando la mencionada información, se encuentra que el sector público, es la actividad más importante para 14 departamentos. Seguida del comercio que lo es para 9 departamentos y Bogotá. Claro, que en este análisis es importante tener presente que Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca, juntos concentran la mayor parte del PIB nacional, y que sólo Bogotá posee un PIB estimado que es el doble del de Antioquia, segundo en dimensiones.

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Lo anterior solo evidencia que la actividad económica del país está altamente concentrada en unos pocos, pero que la estructura económica de los departamentos varía considerablemente entre uno y otro, por lo cual, lo que pueda reactivar a Bogota y Antioquia, por ejemplo, puede que reactive los grandes números del país, pero no a las regiones.

Jugando con la mencionada serie de información, filtre la información para identificar las dos actividades que más pesan en cada departamento. Como lo mencione anteriormente, el Sector público fue la primera en 14 departamentos, pero así mismo, la segunda en 11 departamentos más. Actividad que es seguida por el comercio, donde es la primera en 10 y la segunda en 15.

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Esto lo que nos dice es: reactivar ávidamente el sector público y el comercio, ayudaría a reactivar la economía regional, al estar impactando a 25 departamentos; pero no sólo a reactivar la economía regional, sino también la nacional, pues estos dos sectores concentraron el 32.3 por ciento del PIB de 2019. Claro, comercio es un sector particular, en la medida que su eje central es el intercambio de bienes producidos por otros sectores, y por lo tanto requiere que los consumidores tengan dinero para comprar, y los productores tengan dinero y certidumbre, para producir. Lo cual sugeriría, que al igual que hizo Estados Unidos para superar la gran depresión de 1929, se debería pensar en un “New Deal” un “Nuevo Acuerdo”, pero en esta ocasión para salvar al comercio.

Centrémonos en un sector en particular, Administración pública. Este es el más importante para 14 departamentos. Departamentos que sumados no llegan a tener el mimo PIB que Antioquia, por ejemplo. Sin embargo, en estos, departamentos, el peso del sector público es considerable. En Vaupés, por ejemplo, representa 46.2 por ciento de su PIB en 2018. Situación que no es lejana a la de Guainía, Chocó y Guaviare, donde el sector público representa más del 34 por ciento.

Visto así, y ante una potencial reducción de ingresos para estas regiones por efectos del menor recaudo e incluso por los bajos precios del petróleo -por la dependencia de las regalías-, podría tener resultados adversos en la reactivación. Resultados más que proporcionales. Por eso, es importante que, para estas regiones, se mantenga como mínimo el mismo nivel de ingresos, vía transferencias de la nación, y se acompañe de acciones que hagan mas eficiente el aparato estatal al canalizar recursos en la economía, esto es, que en estos departamentos tengamos equipos administrativos, jurídicos y de contratación, que agilicen la ejecución de recursos. Triste seria que los recursos públicos queden sin ejecutar por las consabidas trabas burocráticas.

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En conclusión, el dilema entre la macroeconomía y la economía regional se puede solucionar si en medio del diseño de las estrategias de reactivación tenemos presente la estructura de la economía nacional y la de cada uno de los departamentos y Bogotá. Por fortuna hoy tenemos estadísticas que nos permiten visualizar las dos dimensiones.

Ideal sería extender este análisis a nivel municipal, pero esta información no esta disponible, al menos no para todos. Sin embargo, existe una herramienta que podría ayudar, igualmente provista por el Dane. Recientemente público el Índice de Pobreza Multidimensional -IPM- que trae información incluso a nivel de veredas, discriminada por cada una de sus 15 variables, entre las que se encuentran temas de desempleo, salud, educación, vivienda y agua potable. Pero este tema da para otra columna.

Así pues, los gobiernos regionales tienen hoy la responsabilidad de diseñar sus propias estrategias de reactivación, discutirlas y explicarlas con su comunidad y las corporaciones, e incluirlas en sus planes de desarrollo. Y que, gracias a esta nota, utilicen aún más la información disponible a nivel regional, que, si bien no nos da la solución, si nos permite acotar las estrategias a nuestras realidades.

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