El sistema que monitorea y advierte las situaciones de violencia en la población civil sacó varias alertas exprés, pues temen que, por ser aliado del Gobierno, el nuevo Defensor pueda frenar esos informes.
La alerta en la Defensoría con la llegada de Carlos Camargo
La última semana que estuvo en el cargo el saliente defensor del Pueblo, Carlos Negret, el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de esa entidad, que monitorea y advierte situaciones de riesgo de la población civil, emitió siete alertas cuando lo normal es que salgan entre tres y cinco por mes.
Esas siete alertas emitidas a fines de agosto de manera exprés, varias de ellas sobre regiones en donde se están librando fuertes guerras, como el Bajo Cauca antioqueño y Cauca, se sumaron a otras cinco que habían salido ese mes para un inusual total de 12 alertas en cuatro semanas.
La razón de ese hecho: varios funcionarios del SAT —y también líderes y organizaciones sociales— temen que el nuevo defensor: el político cordobés Carlos Camargo, quien se posesionó la semana pasada, frene, engavete o modifique esos informes y quisieron curarse en salud sacando, rápidamente, las que ya venían trabajando.
Sus preocupaciones, descritas por siete fuentes con las que hablamos para esta historia, entre funcionarios de la Defensoría, líderes y miembros de organizaciones, tienen que ver con el hecho de que Camargo fue no sólo ternado sino apoyado por el presidente Iván Duque, que, como contamos, no quería un defensor que le hiciera contrapeso a un Gobierno que se eligió haciendo campaña contra el Acuerdo de Paz y ha intentado cambiar la narrativa de lo que pasa; por ejemplo, llamando “homicidios colectivos” a las masacres.
También con que Camargo es un político tradicional sin experiencia en derechos humanos, cuya carrera ha tenido varios ruidos —como una repartija de contratos cuando era director de la Federación de Departamento y quería ser Registrador— que ahora está a cargo de una entidad que cuenta con un presupuesto de casi 600 mil millones de pesos y en la que trabajan cerca de seis mil personas, entre contratistas y funcionarios.
Las preocupaciones
El temor de las organizaciones sociales, las ONG, los promotores de derechos humanos e, incluso, el sindicato de la Defensoría por el perfil del nuevo defensor comenzó de hecho antes de que llegara Camargo.
Como contamos en su momento en La Silla Vacía, antes de que Duque enviara la terna ya varios sectores sociales le exigían al Gobierno candidatos que supieran de Derechos Humanos.
Pedían que no se destruyera lo que se había construido en el periodo de Carlos Negret, que, aunque repartió cuotas a políticos que lo eligieron, viajó por todo el país y durante su mandato fortaleció el Sistema de Alertas Tempranas, que es vital en muchas regiones porque legitiman las denuncias de violencia que hacen las comunidades.
“El miedo que tenemos es que con Camargo, con un defensor amigo del Gobierno, se encajonen las alertas tempranas. Por eso, la última semana de Negret emitimos un montón porque sabíamos que con el nuevo algo iba a cambiar. Quisimos dejar listos y protegidos esos procesos para que no hubiera daños”, dijo un funcionario de la Defensoría, a condición de no ser mencionado con nombre propio para evitarse líos.
En La Silla confirmamos y, en efecto, en la última semana de agosto (la última de Negret), se emitieron siete alertas tempranas, número que supera la cantidad de alertas que, en promedio, se emiten en un mes.
Por ejemplo, en enero de este año se publicaron cinco en todo el mes, en febrero tres, en marzo cinco y en julio, el mes con más alertas hasta agosto, siete.
Dado que las alertas las escriben funcionarios que están en terreno es difícil pensar que un Defensor desde Bogotá pueda modificar el contenido de una, pero sí podría ralentizar su salida, pedir información que frene el informe o engavetarlo.
Más allá de eso, según nos dijeron los consultados, hay otro miedo: la censura y la pérdida de autonomía de esos analistas.
“Hasta ahora hemos tenido la autonomía de escribir lo que vemos, lo que investigamos. Nos han cambiado cosas formales pequeñas pero nunca nada de contenido. El riesgo, y la preocupación que tenemos desde el primer día en que supimos del nuevo Defensor, es que nos empiecen a frenar las alertas y a pedir que cambiemos el contenido”, nos dijo un analista del SAT.
También temen que en esas alertas, que revelan las nuevas dinámicas del conflicto, se imponga el discurso del Gobierno que explica el conflicto como un asunto de narcotráfico sin necesariamente destacar otros factores.
“Si la gente ve que no pasa nada, que no se emiten alertas, que la situación no cambia, perdemos la confianza que hemos construido con la comunidad”, agregó por su lado una funcionaria de la entidad.
Pero las inquietudes van más allá de los funcionarios de la Defensoría.
Tres líderes y organizaciones, como la Red de Consejos Comunitarios del Pacífico Sur (Recompas), se manifestaron en igual sentido cuando los consultamos. Con la situación de violencia como está, temen perder la institución que muchos ven como único doliente.
La importancia de la Defensoría radica en que lo que dicen sus alertas es dado como cierto, un asunto que no ocurre igual si quien denuncia es una organización o un líder social, pues muchas veces éstos son estigmatizados como de izquierda.
“Aunque la situación hoy es crítica, al menos es visible. Lo que nos preocupa es que este Defensor, por quedar bien con el Presidente, por no quedar mal, por no darle una mala imagen al Gobierno, no visibilice lo que está pasando”, nos dijo al respecto Arnobis Zapata, líder campesino del sur de Córdoba.
El gran miedo que sienten, tanto funcionarios de la Defensoría como miembros de organizaciones sociales, es que la dura situación que están viviendo los habitantes de las zonas de conflicto sea invisibilizada con el objetivo de no hacerle contrapeso al Gobierno.
Más allá del empujoncito que le dio Duque, hay cosas de Camargo que preocupan por cómo es él y cómo ha sido su trayectoria.
El político lobbysta
Carlos Camargo nació en el municipio de Cereté, a diez minutos en carro de la capital Montería. Viene de una familia conocida porque su padre, Antonio Camargo, era un médico muy apreciado en el pueblo.
Fue en este departamento de larga tradición política en donde el hoy Defensor comenzó a cultivar sus relaciones
La más visible es la que tiene con los conservadores.
Está casado con María Paulina Pineda García, hija de la senadora goda Nora García Burgos y hermana del exalcalde monteriano Marcos Daniel Pineda. Sin embargo, a pesar de estos vínculos familiares, Camargo no es parte del grupo político y mantiene una relación distante, pero cordial, con esa familia.
También es primo del senador godo David Barguil, que nació políticamente en el grupo de los García Burgos, pero para las elecciones legislativas de hace dos años se separó y formó un grupo aparte.
La familia de Camargo también tiene muy buenas relaciones con la de la senadora uribista Ruby Chagüi, que hasta el año pasado controló la Alcaldía de Cereté. De hecho, para las últimas elecciones locales, un hermano del Defensor llamado Antonio ‘Chicho’ Camargo estuvo en el sonajero del grupo de Chagüi para ser candidato a esa Alcaldía.
Una de las amistades más conocidas de Carlos Camargo en Córdoba es la que tiene con el exmagistrado de la Corte Constitucional Jorge Pretelt, condenado en primera instancia por soborno. Una persona que lo conoce, incluso, nos detalló que Camargo era visto como “su pupilo”.
“Eran de ir junto a corralejas y a eventos públicos”, nos dijo, al respecto, un político local.
Esa amistad se fortaleció en sus años de estudio en la Universidad Sergio Arboleda (la misma de Duque) en donde Pretelt fue vicerrector de 1992 hasta el 2009. De hecho, el primer trabajo que tuvo el hoy Defensor fue en la firma de Pretelt del 2002 al 2007.
En la Sergio, Camargo estudió Derecho como pregrado, maestría y doctorado, y trabajó como docente. Su énfasis fue siempre el Derecho Electoral.
“Es el típico estudiante costeño que coge un tema, se encariña, se vuelve un gomoso y se especializa mucho en él. Su tema siempre ha sido el Derecho Electoral y siempre ha abogado por la modernización del sistema electoral en el país”, nos dijo el alto comisionado de Paz Miguel Ceballos, que fue su compañero en el doctorado.
Pese a ser de origen cordobés, Camargo ha hecho toda su carrera política en Bogotá y es allí en donde ha construido las relaciones más importantes que lo han llevado a los cargos que ha ocupado. Para esto, la Sergio Arboleda, que hoy tiene a varios exalumnos en altos cargos en el Gobierno, ha sido clave.
Allí, conoció a quien sería su segundo mentor: el exregistrador Carlos Ariel Sánchez, hoy director del doctorado en Derecho de esa universidad.
El hoy Defensor llegó, de la mano de Sánchez, a la Registraduría a finales de 2007 y, un año más tarde, fue nombrado secretario General, cargo que ocupó durante seis años y que se encarga de todo el manejo administrativo y jurídico de la entidad.
Allí fortaleció sus relaciones políticas ayudándoles a amigos suyos con pequeños puestos.
“Él es un tipo carismático, con eso que llaman don de gentes; siempre estaba pendiente de a quién nombraron, de ayudarle al hijo de un magistrado y esas cosas. Especialmente, en tiempos de elecciones influía en la contratación de supernumerarios (empleados públicos contratados para cumplir con una función específica y transitoria)”, nos dijo una persona que trabajó en un alto cargo en la Registraduría en esos años.
En este cargo, Camargo se convirtió en la mano derecha de Sánchez y fue clave en su reelección en 2011.
“Él fue secretario en una época muy difícil. Después de todo lo del referendo reeleccionista, la relación con (el expresidente Álvaro) Uribe y el Gobierno fue muy difícil. Él se movió en el Gobierno y sirvió de mediador y, un año más tarde, cuando el Registrador se quiso reelegir, él fue el que hizo todo el trabajo político en las Cortes y en el Congreso”, nos dijo esta fuente.
Un año más tarde Camargo aspiró a la Personería de Bogotá y, a pesar de ser uno de los candidatos con más opciones en el Concejo, no fue elegido; justamente, porque lo veían muy cercano al Registrador, como contamos en su momento en La Silla.
Dos años más tarde, le llegaría su palomita.
En el 2014 Camargo fue elegido magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE) con el apoyo de Sánchez y del Partido Conservador al que era cercano vía su suegra.
Allí, fue, por poco más de un año, presidente reglamentario —que no fue elegido con los votos de los magistrados— y, al igual que en la Registraduría, aprovechó su periodo para fortalecer su red de contactos.
En su paso por el CNE, es recordado por presentar la ponencia que cerró la investigación contra el excandidato presidencial Óscar Iván Zuluaga por la supuesta financiación de su campaña con plata de la corrupta multinacional Odebrecht; lo cual lo acercó más al uribismo.
En el 2017, a regañadientes, renunció para, así, no inhabilitar a su suegra que, en 2018, aspiró por tercera vez consecutiva al Senado y salió elegida.
“Él dijo que era la única vez en su vida que hacía un sacrificio como ese; con la familia de Nora no tiene una relación política, se limita a lo exclusivamente necesario”, nos dijo un político que conoce a la familia.
En septiembre de ese año, ya en medio del Gobierno de Iván Duque, aspiró a ser el director de la Federación Nacional de Departamentos y, como contamos en ese entonces, Camargo fue elegido con el apoyo de los Char y de varios gobernadores que lo veían como el candidato del Gobierno por su cercanía al uribismo por su paso en el CNE.
El año pasado, aspiró a la Registraduría —el cargo que, por ocho años, ocupó su padrino Carlos Ariel Sánchez—, pero renunció luego de que se conociera que les había entregado contratos en la Federación Nacional de Departamentos a familiares de los magistrados que hubieran podido haber incidido en su elección.
Tras la aspiración frustrada a la Registraduría, este año Camargo le apostó a ser el nuevo defensor del Pueblo, en reemplazo de Negret y, para eso, fueron claves los gobernadores, aliados de varios representantes que lo eligieron, a quienes se había acercado como director de la federación.
“Él tuvo en esos años una buena relación con los gobernadores. Nosotros vimos en él la oportunidad de tener a un defensor cercano que nos escuche y le pare bolas a lo que pasa en las regiones. Por eso, lo apoyamos”, nos dijo un gobernador que nos contó que intercedió por Camargo vía sus representantes aliados.
En su aspiración a la Defensoría, Camargo utilizó sus atributos de relacionista público e hizo, como contamos en La Silla Vacía, un fuerte lobby con los congresistas de la Cámara de Representantes a los que llamó por varias semanas.
“A diferencia de los otros, Camargo nunca hizo campaña para que lo ternaran. Él como que ya sabía era un hecho, por eso hizo campaña para que lo eligieran. Tuvo más tiempo de campaña que los otros”, nos dijo en su momento un congresista que recibió llamadas de Camargo.
Su campaña recibió, a los pocos días de la elección, el apoyo de los delfines Simón Gaviria (exdirector de Planeación Nacional e hijo del expresidente César Gaviria) y Álex Char (exalcalde de Barranquilla e hijo del cacique y megaempresario Fuad Char) con quienes se reunió a desayunar días antes de la elección. Como contamos, al final ellos terminaron dándole su bendición.
Esto fue lo que hizo que los otros partidos cantaran su voto por él y fuera elegido con los votos de casi toda la Cámara de Representantes (140 de 154 votos).
Acerca de las preocupaciones que genera su llegada a la Defensoría, le preguntamos a Camargo su versión y, a través de una asesora, nos contestó:
"Respeto la gestión que llevó a cabo mi predecesor, y no tengo ningún tipo de prevención ante ella. Por consiguiente, pienso que no hubo algo incorrecto en el proceder con estas alertas de agosto, ni tampoco una actitud de prevención sobre mi gestión. La Defensoría del Pueblo, viene desempeñando su trabajo a la luz de la constitución nacional con seriedad, profesionalismo e independencia".
En su primera semana en el cargo, el Defensor arrancó pisando el terreno, que era uno de los asuntos que más le destacaban a su antecesor: viajó al sur de Córdoba, entre otros a San José de Uré, un municipio en el que este año se han registrado dos masacres que causaron el desplazamiento de más de 200 personas.
Allí dijo que “hay zonas que han sido históricamente azotadas por la violencia y han hecho el gran desafío y reto de ser territorios de paz. Debemos seguir apostándole a que haya una paz estable y verdaderamente duradera”.
Le quedan cuatro años para demostrar que esa es su apuesta y despejar los temores de varios de sus subalternos.