Varios de los que renunciaron llevan meses en el cargo y hace menos de seis meses Santos instaló su 'gabinete para el posconflicto'
Los posibles efectos de la nueva crisis de gabinete de Santos
El anuncio, esta mañana, de que todos los miembros del gabinete presentaron su renuncia protocolaria para que Juan Manuel Santos reconfigure su equipo en su último año de gobierno, dejó más interrogantes que respuestas.
No solo porque todavía no se sabe quién se va y quién se queda (y la decisión puede tardar varios días o semanas como ha ocurrido en crisis ministeriales pasadas), sino porque varios de los que renunciaron llevan apenas meses en su cargo y porque hace menos de seis meses Santos instaló su “gabinete para el posconflicto”.
Pero, más allá de los motivos de Santos para pedir la renuncia, el recambio de gabinete podría producir cuatro efectos:
Podría darle más gobernabilidad en el Congreso
Mañana se instala el último año de sesiones de este Congreso, que es el último de Santos. El Gobierno necesita que salgan adelante varias normas clave para aterrizar el Acuerdo con las Farc, vía fast track, como la ley estatutaria para la justicia transicional, la reforma política o la ley que crea las circunscripciones especiales de paz.
Pero como sus mayorías son cada vez más estrechas, como mostramos hace dos meses, y como el último año los congresistas suelen estar más enfocado en sus reelecciones que en la agenda legislativa, algunos cambios pueden ayudar a asegurar que pasen los proyectos.
Si esa lógica está presente pueden peligrar los ministros que menos representan a los congresistas y que no les dan cuotas burocráticas, que son particularmente demandadas en períodos electorales. Y en eso seguiría la línea de nombramientos recientes como el de la ministra de Trabajo, Griselda Janeth Restrepo, que tiene una extracción totalmente política.
Por ejemplo Alejandro Gaviria, Ministro de Salud y quien en el papel representa al liberalismo pero ha dado duras peleas para no dar cuotas, podría salir (más teniendo en cuenta su estado de salud, aunque el Presidente, cuando se hizo público el cáncer le pidió por twitter que se quedara). O Germán Arce, que aparece como conservador pero es más una ficha personal del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y además tiene el chicharrón de las consultas antimineras.
Los dos partidos que están menos firmes en la coalición y que podrían verse más beneficiados con este efecto son los conservadores y Cambio Radical.
Cambio porque el Ministerio de Transporte quedó en manos de La U y para Germán vargas, candidato de ese partido, es clave que haya resultados para mostrar y que no haya duda que se deben a la gestión de su partido. Tener un ministro de Cambio le permitiría eso y también estar más cerca de la solución de los problemas financieros que tienen demorados varias concesiones viales de 4G.
Del lado de los conservadores, que han venido coqueteando con salirse de la coalición, hay un viejo reclamo de volver a manejar el Ministerio de Agricultura, sobre todo después de que se quedaron sin la Procuraduría ni ningún otro órgano de control. Eso ayudaría a amarrarlos en esta legislatura, debilitar las voces menos santistas.
De ser así, mostraría que por ahora Santos sigue sin tener un candidato propio para el 2018, pues le dejaría las cuotas a varios partidos y aspirantes.
Podría darle oxígeno a La U, el partido de Santos
La U, que oficialmente es el partido que está en el poder pues es al que pertenece Juan Manuel Santos, está moribundo y tan roto que tienen dos candidatos a una vicepresidencia del Senado. Pero algunos cambios podrían darle aire.
La postración de La U se debe a varios factores. Aunque los de fondo (que el partido es una federación de caciques sin línea ideológica clara y el crecimiento del Centro Democrático en las regiones) no se pueden resolver con esos cambios, los coyunturales sí.
La U sufre de falta de candidato presidencial propio que le de unidad: tras el divorcio del ex ministro y precandidato Juan Carlos Pinzón frente a Santos, ese pártido se quedó sin una ficha presidencial viable que le servía no solo para llegar a primera vuelta sin hacer alianzas (como le dijo en su momento a La Silla el senador José David Name) sino para mantener la unidad.
Sin esa unidad y con un proyecto para que sus congresistas puedan saltar a otros partidos sin perder la curul, como ocurre hoy, muchos se podrían ir al uribismo, lo que significaría menos votos para el Gobierno en el Congreso actual y más posibilidades de que el siguiente presidente busque deshacer en todo o en parte el Acuerdo con las Farc, que es el gran legado de Santos.
Para evitar eso ha sonado en los últimos días una posible salida de Aurelio Iragorri, Ministro de Agricultura y miembro de ese partido, para pasar a liderarlo, unificar sus dos grandes bandos (la llamada disidencia costeña y el grupo que lidera el saliente presidente del Congreso, Mauricio Lizcano) y armar una estrategia electoral que evite la desbandada.
Sin embargo, como Iragorri está enfrentando la crisis por el brote de fiebre aftosa en Arauca y tiene pendiente el aterrizaje del acuerdo en temas del agro y grandes temas en el sector como la licitación de la parafiscalidad lechera, es posible que se quede.
Otro ministro de La U, Jorge Eduardo Rojas de Transporte, es la única salida que las cinco fuentes del gabinete que consultó La Silla ven como fija, por temas de salud; y se rumora una posible salida de una tercera representante, María Claudia Lacouture de Comercio. Y eso deja un espacio para hacer cambios a la representación de ese partido.
Con esos nombres en el aire y la posibilidad de otros cambios, Santos también podría darle más cuotas a La U o rebarajarlas para darle más fuerza a los sectores menos afines al uribismo, y así tratar de mantener la bancada disciplinada en el recinto y unificada para 2018.
Podría bajarle el volumen a noticias negativas como una investigación del CNE
Que la carta de renuncia haya sido difundida por los medios en una rueda de prensa del secretario general de Palacio, Alfonso Prada, es una forma de que el eventual remezón llenara las primeras planas de los medios.
Y no definir los cambios en ese momento, sino en los próximos días, tiene el efecto de que vendrán otras noticias de primera plana, cuando se anuncien los cambios o ratificaciones, como ya pasó cuando Santos anunció a cuentagotas el gabinete actual (el que llamó “del posconflicto”).
Por eso, aunque la carta de hoy significa que los ministros, altos consejeros y directores de departamentos quedan en la interinidad mientras hay anuncios (incluyendo en el acto protocolario de la instalación del Congreso, mañana), también permite que Santos maneje parte de la agenda de medios los próximos días.
Y como es probable que estos días incluyan un anuncio del Consejo Nacional Electoral de una apertura formal de investigación a la campaña de Santos de 2014 por el ingreso irregular de dinero de Odebrecht, como el anuncio de este martes a la de Óscar Iván Zuluaga, el recambio a cuentagotas puede difuminar el impacto de esa noticia negativa, u otras similares.
Podría resolver el cortocircuito del posconflicto sin mucho ruido
Uno de los problemas que ha sufrido el Gobierno es la falta de claridad de quién lidera la política de posconflicto pues, como hemos contado, hay funciones que se traslapan y posiciones que a veces son distintas entre el Alto Consejero, Rafael Pardo; el Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo; el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas; y el vicepresidente Óscar Naranjo.
Ese corto circuito ayuda a explicar los problemas al implementar los acuerdos en el territorio, como los que mostró el asesinato de un miliciano de las Farc el fin de semana en Policarpa, Nariño; los problemas de implementar en Caño Indio, en el Catatumbo; o el aumento de los homicidios en el Caquetá.
El remezón podría ser una oportunidad para resolver ese corto circuito, cambiando personas o eliminando funciones, pero al hacerlo en medio de otros cambios ayudaría a que fuera menos notorio.